ALGA Revista de Literatura nº82 - primavera 2020
Dirección:
Goya Gutiérrez
Edición:
Grupo de Poesía ALGA
Responsables de la edición del presente número:
Goya Gutiérrez
Enric Velo
Maquetación, composición y diseño web:
Enric Velo
Portada:
Previ a la gran fuga 1, de Miriam García Troncho
Sumario
http://revistaliterariaalga.com/
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Páginas centrales
TALLER DE LITERATURA
Carmen Plaza
Introducción: Josep A. Vidal
Bio-bibliografía
Selección de poemas: Carmen Plaza
SELECCIÓN DE POEMAS
ME ECHO AL CAMINO
Me echo al camino y busco
un hito, una señal.
Hiendo las uñas,
escupo sobre las falsas huellas,
maldigo las reliquias
del ser resplandeciente que fui un día.
Huelo la hierba, sorbo sus raíces,
persigo los sonidos primitivos,
cometas ciegos
que cuelgan del vacío,
busco con animal instinto
el tacto original de cada especie.
Día y noche persigo una respuesta
que me torne al inicio y me redima
de la verde gangrena,
que devuelva las lágrimas
a las resecas cuencas,
el rayo a la tormenta,
la bala al artificio reluciente,
las ideas más negras al fondo de la noche.
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PARIDORAS DE ALMAS
Damos a luz en soledad,
con el pudor de hembras mamíferas,
capaces de poblar, de llaga en llaga,
el universo entero.
Paridoras de almas,
criaturas de fuego
que no reconocemos en el torrente de la huida.
Nadie nos dijo cómo,
dónde nace el fulgor,
vela encendida en cada poro
derritiendo la piel,
en qué vena, en qué núcleo
de químico elemento
se origina el espíritu,
en qué leve pared del vientre oscuro
se remansa el amor.
Atónitas, en un mágico instante,
empujamos la vida,
depositando el alma envuelta en sangre.
(Fuera del paraíso, 2003)
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LA PALABRA ERA EL VERBO
No llegó a pronunciarse.
No se oxidó
bajo la lluvia o el rocío.
Nadie la oyó.
Recaló en el espacio
y allí espera, indefensa,
hasta la consumación del silencio.
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NO AÑORO AL ANGEL
No añoro al ángel
que no sabe sufrir,
arar la tierra,
acariciar carne mortal.
Venero el equilibrio
de espíritu y lujuria
que proclama tu obra.
Obedezco tus órdenes.
Barro todos los días este templo
que nos sirve de asilo.
Cuando envíes
el anunciado terremoto
y se rompan de golpe los espejos,
¿cómo podré encontrar
mi vía solitaria?
(Breviario para el bolsillo interior, 2006)
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ARRUGAS
Todo aquello que importa
empieza casi sin darte cuenta,
casi nada, casi como un chispazo,
un suspiro tan leve,
un atisbo impreciso, sin voz en los manuales.
Y un día, casi nada tampoco,
en el mismo borde del aliento,
descubres una arruga, una huella impasible.
¿Dónde surcó la estela, dónde la cicatriz,
dónde el estrago?
Descubres que la vida transita
travesías de muerte.
Estoy amando mis arrugas, mis sombras
transparentes y lúcidas,
caricias que dejaron al pasar
todos los que me amaron
y ya no están conmigo.
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ME HE ENCARAMADO
Me he encaramado a altísimos tacones,
kilómetros de camino ascendente
como una flecha a través de los cúmulos.
Con esfuerzo mantengo el equilibrio
agarrada al vacío.
Llamaré por tres veces con la aldaba
del portalón secreto.
Cuando aparezca en el dintel un ángel,
le ofreceré relucientes burbujas
en la copa dorada del zapato.
TRAJE DE FIESTA
No sé cuándo, en qué salón de baile,
qué año venturoso, en qué radiante fiesta
adornada con luces y confeti,
aroma de jazmín y violetas,
me vestiré con mimo y sencillez,
sonriendo a la tarde que me espera,
un vestido a medida, sin costuras,
piedra blanca y brillante, sólo piedra.
(Tela que cortar, 2006)
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Renglones que rebosan espuma
y ahuyentan los abantos,
oraciones que humedecen las manos
y dejan la piel áspera, traspasada de signos,
rumores que ocultan la evidencia
y obligan a indagar el sentido profundo
aprisionado bajo el agua,
hipérboles saltando
en torno de los barcos que se atreven
a mellar su estructura,
multitudes que luchan y procrean
en el lecho gigante
y en desigual batalla contra el frío
blanden tiernas escamas.
Lejos, algún náufrago
se resiste a morir.
¿Quién puede descifrar, entre tantos borrones,
la escritura del mar?
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PUNTO G
Un punto y una letra.
G. Fácil de pronunciar, puro artificio,
placer descrito apenas.
Se abría el horizonte
y sólo aparecía la rosa de los vientos.
Giraba el mundo y entero se apoyaba
en el centro infinito.
Todo ocupaba su lugar exacto.
Pero no era
la dimensión soñada por el hombre,
Sólo un punto de encuentro, una amenaza,
peligro de sucumbir a la lluvia de estrellas.
Había que borrarlo de la faz de la tierra,
apuntarlo en la lista
de condenados por traición,
someterlo a la fría y brillante guillotina.
Solamente una letra.
Nadie pensó en la sangre.
(Escuela elemental, 2007)
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PAISAJE EN UNA DIMENSIÓN
No se confunde nunca este Dios nuestro.
Minutos y segundos cronometran
la infinitud que sólo vislumbramos
desde detrás del miedo.
Nos dio a luz su mirada. Hemos nacido
en un punto preciso de su visión continua.
Llegamos puntualmente a la cita
con los ojos vendados. Palpamos
la tierra calcinada entre lenguas desnudas.
De pronto nos devoran
con su amor implacable.
¿Y si Dios fuera el tiempo?
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ESCAPADA
Escapar de la muerte un día o dos,
salir de casa de puntillas
en mitad de la noche,
acariciar el aire adormecido
de la ciudad en sombras
y regresar como dócil mascota.
Escapar de la muerte un día o dos,
un siglo o dos, pongo por caso,
guardar el beso en la urna carnal,
regarlo en sangre, disfrazar su agonía.
También el beso tiene principio y fin.
En medio, un lapso sin medida posible.
DE NOCHE
De noche,
cuando el tímpano cierra todos los sonidos,
cuando la casa sólo muestra
clausuradas persianas
y ni siquiera un niño
se atreve a despertar
por miedo a regresar al devastado útero,
de noche, digo,
cuando no queda ya
ni un rayo que exhalar,
no sé cómo atrapé
la insolación que me devora.
(La invención sucesiva, 2009)
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PRESAGIO
Si ves mis mejillas encendidas
habré pisado un campo de amapolas.
Si notas alterado mi pulso
no será el preludio de un desmayo.
Acunaba tus sueños.
Si me descubres pálida y sin vida
y asemejan mis manos
abandonados pétalos bajo el agua de otoño,
no te asustes,
haz un hermoso ramo
para adornar tu habitación.
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AMOR SOLIDARIO
Te sorprende
el frío que se incrusta en mis mejillas
en este marzo del siglo XXI,
y es que detrás de mi ventana
asoma un doloroso ejército
de mujeres bajo la piel del oso.
Escuchas la tormenta
que acribilla la noche
cuando se inundan otras tierras
y campesinas anegadas
te están amando, como yo, en silencio.
Nos resbala un aturdido sentimiento
y no sabemos
si arraigará bajo los tanques
o si un ave vendrá
a transportarlo con su pico a algún lejano erial.
¿Cómo podemos
sonreír y afligirnos, acariciarnos y estar solos?
Y es que nos vence
a ti el asombro de ser al mismo tiempo
todos los hombres que caen y se levantan
y a mi el goce supremo y el dolor de abrazarlos.
(Amor en vela, 2009)
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CAMINO LIBRE
Mis pies han hollado
varias generaciones,
surcos de compasión, vacíos cálices,
y aún no están preparados
para clavarse en mitad del sendero,
dejarse cortar como dos rosas,
oír caer sus pétalos
con lentitud, confundirse en el polvo,
ya nunca más doliente la malgastada piel,
y así dejar libre el camino
para todos los que van a llegar.
ACCESO
Un túnel de dolor entre los muslos
es la única forma
de llegar a este mundo.
Salir es otra cosa.
Ofrece múltiples opciones
en surtidos catálogos
de muerte por diseño.
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GUSANO
No sé de dónde vienes,
qué temblorosa mano
te franqueó el camino.
Acaso has horadado
penosamente la manzana
en desoladas galerías,
o apareciste de improviso
debajo de una ilustre calavera
devorando su historia.
No necesitas uñas, incisivos,
puños amoratados.
Te basta la destreza
sinuosa del tiempo
para humillar la especie humana.
Puedo aplastarte con mi pie
o dejar que me invadas
para seguir creando nueva vida.
(El rastro der la herida, 2011)
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HONDA
La honda se prepara, extiende su velamen,
tensa el punto crucial, en donde late
el pulso de la vida y de la muerte,
se encarama en el aire
y desde allí destruye la inocencia.
Acaba con la piel, rompe los huesos,
las ideas también,
porque no son las mismas
ideas de la honda.
Es pura geometría
Cada dorado círculo recibe en su epicentro
el rayo vertical, incandescente.
Lejos aguardan, con aprendida mansedumbre
los surcos paralelos
donde se mecen las semillas.
La sombra proyecta su venganza
sobre la tierra inerme.
Es un radio vector.
Debe clavarse a la altura del cuello.
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TRABAJO DE MUJERES
Siembran los granos
uno a uno, a escondidas,
con ajena simiente.
Se arrodillan delante de los frutos
que crecieron demasiado deprisa
sin tiempo de quedarse entre los dedos.
Si se apaga la lumbre del hogar
frotan su corazón contra las piedras,
se colocan con suavidad el velo
y ocultan las arrugas del sembrado.
Han arado la vida
y parido a los muertos.
(La honda y el viento, 2011)
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NIÑAS
Por una sutil grieta arribamos al mundo
a soñar con lo nuestro.
Era una vida cubierta de rendijas.
Por ellas perdíamos la sangre,
cada vez más convulsa.
Por ellas mirábamos al mundo.
Niñas terribles, blasfemando por dentro
contra cualquier vallado
que nos dejaba fuera.
Aprendimos
cómo ser vulnerables sin saberlo.
Todos los días eran secuencias repetidas
siempre en blanco y en negro.
Nadie lo sospechó, pero nos elevábamos
sobre nuestros tacones
para atrapar cualquier ausencia.
A veces, Dios enviaba un rayo.
Era todo
lo que podía iluminarnos.
Niñas terribles que hoy nos miran
todavía de lejos
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FUGITIVO
Todo es futuro en esta hora
que estremece la duda.
Bengalas, a lo lejos,
intentan orientar al caminante
sin saber que está ciego
de una antigua embestida.
Si pudiera distinguir un color,
el rojo, por ejemplo,
vería el campo sembrado de amapolas.
Seguiría la ruta,
cualquiera para volver a casa.
Pero todo está oscuro en esta hora.
El puerto queda siempre detrás del fugitivo.
Basta un hondo suspiro,
darse la vuelta e iniciar el paso.
(Breviario para tardes de aguacero, 2012)
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PÁJAROS ESCAPANDO DE LA LLUVIA
Seres ingrávidos
a merced de la pura transparencia.
Les invade una angustia casi humana
a entrar en otra dimensión
no descubierta todavía.
Ni siquiera
el peso de la lluvia los desploma.
Baten la incertidumbre
construyendo la ruta que transitan,
saciándose de añil,
el único color que reconocen.
Han aprendido a dibujar la belleza del mundo
en rápidos esbozos.
No atesoran el vuelo.
Lo lanzan al vacío.
Aves que escapan de la lluvia,
suspendidas del aire,
para secarse al sol.
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HORAS PERDIDAS
Son las horas de plomo
las que penden del cielo.
Nos alcanzan, nos tiznan
con astros abrasados
que perdieron su órbita,
garabatos de fuego.
Irascibles, arrasan
el nombre de las cosas,
todo lo que pudimos
sostener en los brazos.
Son las horas perdidas
las que rasgan el sueño,
las que cortan el paso,
las que cavan las zanjas
delante de nosotros.
(Lo que el aire oculta, 2014)
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CRÍMENES DE GÉNERO
También cantos nupciales
se pueden estrellar en pleno rostro
de la mujer desprevenida.
Amor de carne y furia.
Juegos florales. Odas al pavor
de pisar el cariño, hacerlo añicos.
La penumbra se cubre de promesas.
La angustia se cocina en los hogares
con el fuego apagado.
Quien no ha sentido frío
no sabe cómo puede taladrar el aliento,
dibujar un intrincado laberinto
bajo el vello erizado,
elevar pesados parapetos
que detienen el curso de la sangre.
Lo que era un suave devenir de segundos
se interrumpe de golpe
y el rojo sella el blanco de los ojos.
Una vida se ahoga en lo más hondo,
frágil como el mañana. Inaccesible.
La muerte estaba allí, con vestido de novia.
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DESHAUCIOS
Es una casa con olfato.
Sabe cuándo
vendrán a conquistarla.
Por sus grandes ojos de cristal
asoma la amenaza, el desespero.
Se ha encariñado con los frágiles seres
que guarda en su interior.
¿Cómo decirles
que insectos con feroces antenas
van libando su sangre mientras duermen,
que inclinar la cabeza
es una forma de morir sin señas?
Otro día se encierra en el desván,
se echa de bruces en la noche más larga.
Llorar no es suficiente.
(Plaza sitiada, 2014)
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INCENDIO
Está ardiendo mi casa, vieja cera,
panal que se deshace lentamente
y deja el frío hueco del ausente,
resplandor de la llama pasajera.
Alcanzado el final de la carrera,
cansada de vivir sólo el presente,
obedezco una voz incandescente
que me conmina a ser lo que no era.
El camino se vuelve a oscurecer
y en mitad de la duda me detengo
aferrada al espectro del ayer.
No puedo discernir si voy o vengo,
si atravieso la luz, y no sé ver
el tiempo que he vivido y que no tengo.
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EPITAFIO
Aquí yace mujer. Amó deprisa,
pagó el reclinatorio, oyó la misa,
mantuvo el gesto leve, voz concisa,
el alma soterrada e indivisa.
Agradar al varón fue su divisa,
con un suave bosquejo de sonrisa.
Obedeció al dictado muy sumisa
guardando su virtud como Artemisa.
Quería ser poeta o poetisa,
hereje, capitán, sacerdotisa,
pero quedó atrapada en la imprecisa
fragancia de ser viento o de ser brisa.
Bordó su desconsuelo en la camisa,
comió pan duro y se murió de risa.
(Cautivas palabras, 2016)
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PROHIBIDO RESPIRAR
El mar ya no es azul.
Es rojo y duele.
La esperanza, el anzuelo.
La presa, la criatura sin refugio.
El aire es tan escaso que se guarda
envuelto en cada lágrima.
Avanzan las pateras atestadas
con sus playas a bordo,
con sus costas, su arena, su impotencia.
Sólo los niños, callados como peces,
quieren seguir jugando con sus sueños,
saltar a la comba con una cuerda imaginaria
que se estira y se encoge
igual que una frontera.
De pronto se estrellan contra un suelo
que ni siquiera existe.
Prohibido respirar
el aire que sobra al otro lado.
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MAR HERMOSO
Este mar deja el balcón abierto,
nos invita a mirar en su interior.
Le vemos atrapar
una luz que no le pertenece,
merodear en torno del más débil
que cayó por la borda,
circundarle de saña, de arrogancia,
danzar de puntillas en un gesto ritual
ante los ojos del ahogado.
Nadie las ve, pero el mar está lleno
de miradas que huyen
hacia ninguna parte.
Y nos parece azul.
Y nos parece hermoso.
(Prohibido respirar, 2018)
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OBEDIENCIA DEBIDA
He cumplido tu orden.
Fui una niña obediente
con trenzas apretadas
desde el fondo del cráneo.
Escarbé hasta el origen.
Trillé con animales fatigados
dando vueltas y vueltas
en torno de la era
para aprender el rumbo de la vida.
Compartí la merienda y el abrazo.
Parí con un dolor
que tampoco era mío.
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VISIÓN
Ayer te vi cruzar por el crepúsculo.
Recogías la última palabra para darnos
tu adiós de buenas noches.
Sentí como si ya hubiera cumplido
todas mis horas, todos mis segundos.
Un viaje de ida y vuelta.
No supe a dónde ir. Precisaré
toda una eternidad para olvidarlo.
ÚLTIMA ESTACIÓN
Salgo de aquí con los huesos molidos
de transportar tanto equipaje inútil.
Quieres que lo abandone,
que me lleve tan solo
la palidez que cubría mi alma
cuando me la entregaste
bajo la espesa lluvia.
Llego a la última estación.
La vida está apenas sentada
en un borde del banco.
Sola. Desnuda.
A punto de caerse.
(Breviario para un tiempo de espera, 2018)
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