ALGA Revista de Literatura
nº86 - primavera 2022




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Remnants de Kayoko Tomono


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Lecturas. Textos comentados

    GOYA GUTIÉRREZ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA y dirige la revista ALGA desde 2003.
    Ver http://goya-gutierrez-lanero.com/



    El cuento de la criada
    de Margaret Atwood
    Peguin Randon House. Barcelona, 2021
    Narrativa, 412 páginas.

    El cuento de la criada: ¿distopía? O parte de lo real


    Se considera la primera novela de ciencia-ficción a "Frankenstein" (1817) de Mary Shelley, aunque en 1818 aparece la versión definitiva "Frankenstein o el moderno Prometeo". El mensaje responde a la idea que preconizan los románticos "los avances científicos crearán un monstruo que destruirá a sus propios creadores". Esta idea, con ciertas variantes, propias de cada época, se ha ido repitiendo en la mayoría de distopías clásicas. Quizás una de las distopías más extremas sea "1984" de George Orwell, de 1948, y que junto a "Fahrenheit 451" (1953) de Ray Bradbury comparten elementos con la novela de Margaret Atwood. Aunque tanto en Orwell, como en Bradbury ese monstruo está más relacionado con los avances tecnológicos. La vigilancia constante de las personas se ejerce a través de grandes pantallas en las paredes que violan la intimidad personal y ejercen de policías del pensamiento, exigiendo adhesión y obediencia al Partido o al Líder.
    El lema de que el odio, la traición y la humillación son más vitales que el amor está también presente en "El cuento de la criada" (1985). Margaret Atwood nos presenta una sociedad del futuro, que ha hecho una regresión. El país norteamericano, Gilead en la ficción, ha evolucionado hacia una sociedad ultraconservadora en donde poder político y religión están unidos. Y nos plantea una sociedad excesivamente patriarcal y puritana que deshumaniza y muestra un total desprecio por los derechos de la mujer. Leemos las palabras de la protagonista cuando por Ley la echan de su trabajo por ser mujer y rápidamente lo asociamos con el otoño del 2021 cuando los Talibanes se hacen de nuevo con el poder en Afganistán. O con algunas manifestaciones públicas del líder de alguna dictadura moderna relegando a las mujeres a la principal y casi única realización de ser madres. O a las recientes leyes norteamericanas retrocediendo décadas en cuanto a los derechos conseguidos por la mujer. A diferencia de las anteriores novelas mencionadas, Atwood nos habla desde la perspectiva de género, de una mujer joven "la criada", que junto a sus compañeras ha sido reclutada, pues antaño eran mujeres libres y no religiosas. Ahora están destinadas a concebir. Parece ser que una ola de esterilidad amenaza como una pandemia. Ellas desde el estatus más alto hasta el menor han sido degradadas social y moralmente. Ahora son verdaderas esclavas: del marido, engendradoras de sus hijos (las criadas), a través de un perverso método de violación llamado cínicamente "La Ceremonia" delante de la esposa y tras la lectura de algún fragmento de la Biblia que parece legitimarlo, hasta las sirvientas; o las prostitutas que forman parte de la prohibición del sistema, pero que tanto los Guardianes armados, como los Ojos que ejercen de espías, hacen en eso y otras cosas la vista gorda.
    Así como en "Farenheit 451" los libros son altamente peligrosos y hay que quemarlos, o las palabras que pueden expresar un pensamiento individual en "1984" han de ser proscritas, en "El cuento de la criada" Atwood destaca la importancia de la auténtica comunicación que implica conocimiento, y nos advierte de lo que puede pasar en una sociedad en que los ciudadanos y ciudadanas se vean incapaces de discriminar la información, que no piensen por sí mismos o que no adquieran un sentido crítico de la existencia. En su distopía solo los hombres y las educadoras (Tías) pueden leer y escribir. El trato social se limita muchas veces a una fórmula oral breve y monolítica a fin de castrar esa verdadera comunicación. Son frases de la Biblia que denotan jerarquía y apropiación. Leemos y oímos a la protagonista lamentarse de su terrible sumisión. Se siente violada físicamente, pero la verdadera violación es la privación enmascarada de libertad, el constante control y vigilancia, la desposesión total de sus derechos, de su vida anterior o de su familia. El sistema trata de convertirla, piensa ella, en un objeto, en un recipiente, en un autómata, y lo hace con hipocresía, sarcasmo y cinismo.
    La literatura y la poesía han tenido siempre un carácter vaticinador, y esto se hace patente en la ciencia-ficción más clásica. A veces la realidad ficcional nos parece hiperbolizada, pero muchos de esos elementos apuntan a nuestras sociedades modernas, tanto las consideradas más "civilizadas" y democráticas, como las menos. En ese sentido y aunque parezca exagerado decirlo "El cuento de la criada" y otras distopías mencionadas, en muchos aspectos están hoy bien vigentes. El progreso actual tiene aristas y lados oscuros que, como los monstruos de la ficción, muchas veces resultan prácticamente incontrolables para esos poderes públicos, que en teoría están para defendernos, cuyos medios no están a la altura para combatir esa realidad. La proliferación de los aparatos electrónicos, los medios tecnológicos en general que nos proporcionan aspectos positivos para nuestro progreso y nuestra salud, nos crean también una gran indefensión como ciudadanos y sobre todo como ciudadanas y se convierten en instrumentos deformadores y perturbadores cuando no van acompañados de la ética, la empatía, la sensibilidad o el pensamiento. La facilidad de las imágenes dadas se impone a las creadas por uno mismo a través por ejemplo de la lectura, que es la que proporciona esos elementos lingüísticos para expresar las emociones y la reflexión a nuestros semejantes. La incapacidad y el vacío de esa auténtica comunicación conduce muchas veces a los más vulnerables y a los no tanto, a refugiarse en adicciones; o a situaciones de violencia.
    Margaret Atwood utiliza un lenguaje diáfano, que se desliza suavemente en primera persona en la voz de la protagonista, narración que alterna con monólogos interiores y un fluido flash back. A veces sus reflexiones resultan poéticas. Sin embargo, cuando describe hechos como la Ceremonia, lo hace sin adornos ni disimulos. Al margen de sus cualidades literarias Atwood nos está advirtiendo, nos está hablando, como muchas otras distopías, de hechos cuyo germen está o estuvo en el presente. Pensemos por ejemplo en los algoritmos vinculados a la informática. ¿Serán en la ciencia-ficción y en la realidad los algoritmos la próxima dictadura del futuro...?

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