MEJANA (la huerta de Tudela)
No pude combatir al cierzo
Ni ganarle al frío la batalla.
Nevó cuando quiso
Heló sin piedad en momentos prohibidos.
Tuve miedo a no dar
O a que pidieras demasiado.
Mas nunca imaginé
Que no me exigieras nada.
¿Cuánto sudor puede empapar la Mejana?
¡Cuántas ampollas no habrá reventado una azada!
¿Quién recuerda que somos de polvo y tierra?
Manto bordado de verdes tonos,
De perlas pochadas que atesora la vaina,
Puntas blancas preservadas del Sol.
¡Cómo quieres que te cuente historias que esta orilla cautivó
O un sabor o el color del fruto de mi vientre!
¡Ven a ver esta labor que han tejido mil brazos!
¡Vuelve hombre a regar con sudor este campo
Que el Ebro nos regaló hace tanto!
|
Campo no sólo es tierra, agua y verde.
Campo es nido, topo, río,
Olor a tierra fértil que humedece los sentidos,
Donde se posa una lágrima de cielo y crece la simiente,
Piedrecita encinta que porta planta replegada,
Tronco incluso,
Mi paisaje entero.
Ese que se graba en la retina de los días pisados,
De los que guarda la garganta como elixir a sabiendas compartido.
Campo es hablar en solitario
Al matojo y a la vaina,
Al cielo y al infierno.
Ser dios cada mañana,
Uno que no es padre, que no es hijo,
Espíritu de brazos poderosos
De siembro y riego,
De siembro y riego.
Uno que cosechará un día y otro
Hasta que campo muera.
Uno que irá al infierno
Si campo muere.
|