ALGA Revista de Literatura
nº75 - primavera 2016




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Poesia
      de Ruth Castilla Mora

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Lecturas. Textos comentados

    GOYA GUTIÉRREZ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA y dirige la revista ALGA desde 2003.
    Ver http://goya-gutierrez-lanero.com/



    Dónde o sobre grutas y arena
    Isabel Mercadé
    Parnass Ediciones, Barcelona, 2016
    Poesía, 90 páginas

    Isabel Mercadé, poeta y crítica literaria en distintas publicaciones especializadas es autora de la plaquette "Amapolas en octubre" (CafècentralPoesia, Barcelona, 2013), cuyos poemas se incluyen en "Dónde o sobre grutas y arena" título sugerente a partir de las dos citas que encabezan el libro de la poeta Blanca Varela y la escritora Clarice Lispector, dos autoras que se han de sumar a la poderosa presencia de Emily Dickinson, Silvia Plath, Nietzsche o T.S. Eliot, que forman parte de las preferencias poético literarias de la autora y de su itinerario poemático a lo largo del libro. Igualmente hemos de destacar el extenso y penetrante prólogo de Víktor Gómez.
    El libro se estructura en dos apartados titulados "Masticar arena" y "había grutas". En la primera parte ya desde la cita de Samuel Beckett se nos anuncia que serán las palabras por sí mismas las protagonistas, aspecto que nos queda confirmado en el primer poema titulado "Dónde", en este el yo poético expresa el desamparo y la desubicación ante ese "se le vuela el tejado" a "la casa del lenguaje", la angustia por la pérdida de aquellas palabras que nombraron con esplendor; la duda y el desconcierto abren un paréntesis acerca de si las palabras traicionaron o no a sus propios significados, y entonces la herida, y la sensación de orfandad del ser humano.
    Destaca en muchos poemas la reiteración de las preguntas sin respuesta con las que suelen concluir los poemas, el temor ante las palabras vedadas o sagradas, el peligro de pronunciarlas, como si algunas de ellas tocaran lo pantanoso o abisal. Los versos en ocasiones semejan gotas desprendidas de una realidad anterior, gotas que nos van golpeando con su caída a través de la repetición como en el poema "Después" "después/ despacio/ me fui pareciendo/ a otra/ y empecé a morir/ morir /entre silencios" (...) "el frío/ la muerte/ el miedo/ el miedo y la muerte/ y el miedo y la muerte" (p.28). En otros poemas como "Ahora en este momento" ese desasosiego se dirige hacia fuera y se solidariza con el sufrimiento de los otros. El tono de la mayoría de poemas es nihilista y antisentimental, y muchas veces las palabras expresan por sí mismas su propia gravedad, como el estremecedor poema titulado "Canto desesperado hallando solo consuelo en la memoria de Franz y Clarice" o el poema "El problema" cuya negación nos golpea con las palabras y los versos últimos "el problema es/ seca/ seca/ seca" (p.48). O como en el poema "Lanzabas el cebo", historia de una decepción amorosa sin atisbo de sentimentalismo, y sin embargo como se dice en el prólogo "habla una mujer-mundo-herido, con su temblor, con su delicadeza y estupor, con su inteligencia y su fragilidad".
    La segunda parte titulada "había grutas" está encabezada por citas de Blanca Varela y Emily Dickinson y abren expectativas más amables pues sugieren la búsqueda de cobijo ante la sensación de orfandad del primer apartado. Y aquí encontramos poemas como "Tu voz" donde el sonido de las campanas se convierte en brújula y guía para los "peregrinos perdidos" (p.80), poema por tanto simbólico dentro del contenido poemático; el recuerdo de la persona amada resumido en un gesto y en la luz velada sobre la colcha en el poema "Prendimiento" "solo un gesto/(...) "la luz del mediodía atenuándose/ entre las persianas/ hilos dorados que se doblan/ y caen/ sobre la concha blanca" (p.81); el deseo y la esperanza de que el instante pasado se restablezca en el poema "Otoño", o "Abril" con cita de T.S. Eliot que de pronto rompe el dolor de ese simbólico mes para invitar a la comunión y al abrazo. Los poemas dedicados al hijo, a Silvia Plath, a Emily Dickinson, a Pier Paolo Passolini, a Safo o a Chantal Maillard, y el último del libro homenaje in memoriam a Isabel Núñez con quien la poeta estableció una gran amistad y complicidad con las palabras, vienen a confirmar que el daño ha sido reparado y el amparo hallado, pues a través de ese gran concierto de voces que atraviesan el poemario la poeta ha sabido construir una voz propia.
    Un primer poemario que como Toni Clapés dijo en la presentación en la ACEC podría haberse escrito después de un décimo poemario, por tanto de plena madurez tanto en los temas como en el especial modo de afrontarlos, con un decir que en muchos poemas semeja una especie de balbuceo; o la exquisita depuración a la que la poeta somete al lenguaje; la desnudez o ese hilo desmadejado en que a veces se convierten los versos; o como las aristas de una construcción anterior; y el peso y el eco que las palabras adquieren por sí mismas. Y sus silencios en forma de posibilidades que se le ofrecen al lector en el poema para así lograr su complicidad.
    Hay un poso en el poemario de influencias literario-poéticas de nombres y citas que se explicitan a lo largo del libro, pero en el estilo hay ecos de las poetas anglosajonas como las norteamericanas Emily Dickinson o Anne Sexton, e incluso me atrevería a decir de Lorine Niedecker (1903-1970) a la que también se la ha relacionado con Dickinson y con una serie de escritores norteamericanos de la década de 1930 que abogan por la poesía antisentimental, basada en el tratamiento de las palabras como objetos.

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