Poesía

EDUARDO MARGARETTO

EDUARDO MARGARETTO KOHRMANN (Valencia, 1963). Empezó su carrera profesional en Madrid, en los años de la movida escribiendo en revistas musicales. Desde entonces ha publicado las biografías de Franco Battiato y Elvis Costello, traducido a Giorgio Agamben, Pasolini, Tímpano Scarpa o Michael Palmer, colaborado en revistas literarias como Lateral, como lector en Círculo de Lectores o como realizador y presentador en BTV. Además, ha sido mánager de La Banda Trapera del Río y redactor jefe de la revista Eupalinos. Su última obra que acaba de publicar Alrevés Editorial, es John Fante, vidas y obra. Como un soneto sin estrambote. Es miembro del grupo Alga.

DEJEMOS PASO A OTRO a Josep Forment Para escribir decías se necesita siempre un buen motivo tal vez por eso dejaste un día el frío Vall d'Aràn buscando quizás el Friul de Pasolini o el infierno africano de Rimbaud pero tu maleta se quedó en una esquina de La Rambla, meretriz, decías, de un chulo veneciano porque el infierno decías hemos de guardarlo con manos sucias de alegría para que a la gente pobre nos quede al menos la honradez y cuando llegan otra vez las tres de la mañana y la noche cierra incluso las ventanas y yo sigo bebiendo para disimular mi soledad las deudas que acumulo los fracasos que hasta yo mismo me perdono cuando llegan las tres de la mañana no sé si tengo aún como tuviste tú esa fuerza que ahora necesito para explicar historias ya sabidas para comprender que un día ha de llegar el día de decir adiós de decir dejemos paso a otro que quede mejor en una foto dejemos paso a otro y yo te dejo mi teléfono por si acaso puedes saludar a todos los demás porque Josep éste es el día de decirte adios y no puedo ni sé decirte si a fin de cuentas es peor tu soledad o la mía vivir decías nunca ha sido fácil dejemos paso a otro

10 DE FEBRERO a Chio Enríquez Allí debajo en la higuera de La Ràpita cuando la luna se cansa de su luz y corre cobarde a esconderse a la sombra del Montsià nosotros estábamos allí y no importaba que el tiempo muriese poco a poco porque juntos en la Encanyissada leímos las últimas palabras de Jon Gras juntos rompimos las instrucciones de ese angustioso juego que a todos nos imponen al nacer y ahora que he llegado aquí qué coño me importan las verdades ahora que mi vieja Vespa se ha roto en mil pedazos qué cojones hago con el carné de conducir ahora cómo os lo diría era ella la mujer que yo siempre busqué para que al fin alguien entre tanta muerte me llamase por mi nombre

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