PARA SANAR
Para sanar, me tienes, esas heridas que dices
te hiciste arañando el eco de palabras no extinguidas.
En la cueva de tus ojos refulgen, tímidos aún,
recuerdos que el tiempo, con habilidades de alquimia,
transformará en dolor de verdades ineludibles.
Para aliviar, me tienes, esa pena honda de la pérdida
que en risas nocturnas se diluye, noche tras noche,
hasta hacerse polvo de estrella milenaria,
habitante del adentro y reconocible en su titilar ahí afuera,
expuesta a la mirada de todos, donde nadie la redime.
EL TIEMPO QUE NOS ACERCA AL ADIÓS
Tu rostro es un señuelo de flores deshojadas
mas la noche que me envuelve la viviremos juntos
Tal vez no podamos gozar de otras mañanas
y hayamos de rastrear lo inmediato, lo próximo,
entregándonos a ciegas a un juego inusual
tanteando torpes la certidumbre
Una luna quebrada vigila nuestras almas,
sostenida su expresión de espera,
sabedora de que la noche nunca la defrauda
vierte su manto inquisitorial sobre nosotros
Pero no desoímos el aviso de la vida,
el devenir corre y sumisos aceptamos el apremio
al tiempo que, cautelosos, pisamos la leve sombra
que la propia luna derrama a nuestros pies
Ungidos de serena paciencia
bajo el ensalmo de lo verde, la quietud
y los murmullos, dejaremos
que entre sonrisas calmo transite
el tiempo que nos acerca al adiós.
|
BELLEZA
Siento que transfieres
la cualidad de tus ojos.
Ojos bellos
sobre los que me asalta
la duda de su cometido
¿te servirán para ver
o quizá sólo te adornan?
Y vas vertiendo su atractivo
sobre los objetos,
sobre todo lo mirado,
lo visto, lo vivido.
He observado a tantos poetas
detenerse al borde
de la espuma,
por no poder
apresar su gracia…
Todos, ellos y yo,
tan solo podemos
ponderar lo hermoso,
detenernos y recrear,
como yo recreo ahora
la belleza de tus ojos.
|