ELIZABET AZCONA
(BUENOS AIRES - ARGENTINA)

MORADA I

Cada poema es una casa
guarda su propio vino
sabe su exacta consolación.

Las llaves se han perdido
entre el polvo sutil del abandono
la claridad de algunos ríos
o aquellas lenguas muertas del adiós.

El que la habita esparce las semillas
hacia todos los sitios
multiplicando biblias y gorjeos.

Nos movemos al ritmo de una frase cautiva
cristaliza el instante que ya es otro
se consigue repetir semejanzas
merodear por el tedio
-fijeza que se miente, levedad que ilumina.

Cada palabra tiene su dios de cosa sola
de velas que se apartan de las aguas
sin temor a los vientos ajenos de la tierra.

Cada voz se refugia en su propio silencio
y no existe el peligro
de escribir algún día el último poema.

Del libro "El Reino Intermitente".
Editorial Sudamericana.
Buenos Aires (Argentina), 1997

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