Has citado el destino
y se tuerce tu sonrisa en mueca irónica.
Ha tiempo te enseñaron
que el tuyo, por ser hombre,
estaba más allá de las estrellas.
Aprendiste más tarde
que has nacido del barro y de él se nutren
tu carne y tu palabra,
la gata que acaricias,
las flores que con tanto mimo cuidas,
integrando una red
de vida... tan diversa y solidaria!
Te quiso hombre el azar
y, a tal, de inteligencia
y libertad dotado, con poder
de conocer las claves
de la vida: "Con ellas dominarla,
buscar la perfección del barro"... del hombre
-así lo comprendiste- era el destino.
Y se tuerce tu sonrisa
contemplando cuán fácil se confunden
la perfección de género,
el interés de tribu,
el beneficio propio y la razón de vida.
Escuchas en la radio
las noticias. Se inmolan palestinos
cargados de explosivos
y razones, y mueren
por su causa decenas de inocentes.
Los carros de Israel
arrasan las ciudades palestinas
y en medio del dolor,
la muerte y los escombros,
enarbolan razones semejantes.
Se abaten sobre tu conciencia humana
las torres de Manhattann.
En tu retina giran
-caleidoscopio trágico-
destellos de explosiones y sangre salpicada
y miembros mutilados y pánico en los rostros...
Sacudes la cabeza, abres los ojos,
sobre tu frente cae el agua tibia
de la ducha que aduerme
tu conciencia y entonas un murmullo.
Así purificado, te vistes, desayunas,
te anudas la corbata, te pones la chaqueta,
y sales -es domingo- en busca del periódico.